Aunque ambos materiales parten de la misma base, sus características hacen que sean apropiados para proyectos diferentes.
Cuando un particular va a afrontar un proceso de reforma o de construcción de un hogar o de un negocio, es habitual que se plantee qué tipo de cerámica elegir. Oímos hablar de la pasta roja y de la pasta blanca, pero no siempre tenemos claro cuándo debemos escoger cada uno de ellos.
Lo cierto es que podemos encontrar azulejos prácticamente para cada proyecto, pero sus prestaciones hacen que, en algunos casos, la pasta blanca sea más adecuada que la roja.
¿Qué factores debemos tener en cuenta a la hora de decidirnos por uno o por otro material?
- El uso. Será diferente si hablamos de pavimento o de revestimiento, es decir, si vamos a comprar baldosas para el suelo o para las paredes.
Si buscamos un revestimiento, la pasta roja será la opción perfecta, aunque también podemos optar por porcelánico si, por ejemplo, queremos que el suelo y la pared tengan exactamente el mismo material.
- El tipo de espacio. Aquí es donde empezamos a encontrar más diferencias. Los azulejos de pasta roja y de pasta blanca emplean arcillas diferentes, con prestaciones diferentes, que hacen que el porcelánico sea mucho más resistente, incluso a los cambios bruscos de temperatura.
Además, ese uso de arcillas diferentes hace que las baldosas de pasta roja sean mucho más porosas y absorban más el agua, por lo que no son adecuadas para espacios exteriores.
En conclusión, si lo que buscamos es una colección de cerámica que resista a la perfección en exteriores como el primer día, nuestra opción siempre será la pasta blanca.
- El presupuesto. Al tratarse de materiales diferentes, también sus costes son distintos. Con la pasta roja conseguimos azulejos de gran resistencia con una relación calidad precio perfecta.
Sin embargo, las baldosas de pasta blanca son algo más costosas debido a las materias primas y también a los procesos de producción.
También hay que tener en cuenta el proceso de colocación: la pasta blanca requiere más experiencia y, en función del tamaño y el formato, puede ser un proceso bastante complejo, algo que también tiene efectos en el coste final de las piezas.
- El formato y los acabados. Los azulejos de pasta blanca se pueden fabricar en tamaños mucho mayores a los de pasta roja así que, si buscamos baldosas de grandes dimensiones, tenemos que pasar sí o sí por la pasta blanca.
Por tanto, si lo que buscamos es, por ejemplo, piezas de gran formato que reproduzcan el mármol y su brillo con un acabado pulido, lo nuestro será el porcelánico.
Lo mismo pasa con las maderas, si nos conformamos con azulejos de menores dimensiones, ambos materiales serán adecuados, pero si buscamos colecciones de gran tamaño, deberán ser de pasta blanca.
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